Sovietica exactamente igual que existía antes de la aparición de esa potencia
política, y al igual que entonces sigue siendo referente ideologico, la
inspiración y el instrumento de los hombres que tienen necesidad y voluntad
de cambiar el mundo de base. A una idea no se la puede combatir con armas,
por eso la OTAN y demás instrumentos militares y policiales del sistema son
inútiles en la lucha ideológica, pero las clases dominantes están preparadas
también para librar la batalla política y la ideológica. Como último recurso,
para impedir la victoria de las revoluciones que se produzcan y para malograr
los resultados de las que triunfen, las alianzas militares del estilo de la OTAN
de nuestro continente están prestas a intervenir en los lugares donde se
produzca cualquier evento que pueda significar algún tipo de peligro para la
actual estructura de dominación clasista. Se trata de intervenciones armadas,
de tipo policial, como las que tuvieron lugar en los conflictos de Yugoslavia y
Albania, para imponer salidas acordes con los intereses de las burguesías del
mundo.
Otro foco de interés para ese gendarme mundial lo constituyen los conflictos
interétnicos, o del tipo que sean, que se producen en África y otras zonas por
causas de las que no son del todo inocentes las propias potencias imperialistas.
Además está el hecho de que otro tipo de conflictividad, como la relacionada
con el integrismo islámico, reviste características desconcertantes bastante
difíciles de interpretar, pero que con independencia de sus aspectos
demenciales evidencian una indiscutible aversión a este tipo de sociedad
occidental y a su sistema económico, de los que la nueva OTAN se constituye
en defensor. A todo esto hay que añadir que el sistema productivo de esta
sociedad y la consiguiente mundialización del mercado están generando
grandes zonas de miseria en bastantes partes del mundo, lo que origina flujos
incontrolados e incontrolables de migración o desplazamientos poblacionales
capaces de generar conflictos de resultados imprevisibles.
Renunciando a comprender la realidad tan compleja de un mundo al que le
resulta intragable el esquema de sociedad que les receta el Occidente
imperialista, las clases dominantes de este sistema económico ni ven ni
conciben más solución que afrontar el futuro armándose hasta los dientes para
dar una respuesta bélica a cualquier tipo de contestación, cerrando los ojos
ante el abismo de división y violencia al que conducen a nuestro mundo por el
horizonte sin esperanza al que este tipo de economía condena a la mayor parte
del género humano.
Agosto de 1999